No son solo
nuestros recuerdos, es nuestro patrimonio audiovisual. En cada casa, junto al
cajón de las medicinas, tenemos el cajón de las fotografías. Guardadas a veces
en álbumes en un estante. Otras, desperdigadas sin orden. También tenemos en otros
casos, cintas de magnetofon o casete, filmaciones en Super 8 o
videograbaciones. Instantáneas o películas que fueron testimonio de nuestras
vidas, de nuestra realidad de entonces, reflejo de nuestras costumbres y manera
de ser, hoy son el patrimonio colectivo para conocer cómo éramos y cómo vivimos
en otros tiempos. Comienza el tiempo de descuento para que todos estos
testimonios visuales y sonoros sean recopilados, preservados y difundidos.
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